Lucha Indígena 93

Lucha-Indigena-93 Respuesta popular frente a los abusos de las empresas y la criminalización del estado

Lucha Indígena No. 93 PDF

Día del trabajador – fiesta de la Cruz andina Cárcel a represores de Universidad del Centro || Internacional: ¡Triunfos antimineros! || Gobiernos de Ecuador y Bolivia atacan la naturaleza en territorios indígenas. ||

Editorial: El gran capital elimina a las poblaciones sobrantes

(English below)

Marx denunció que el capitalismo mantiene un ejército industrial de reserva, -un ejército de desempleados permanente-, necesario para el buen funcionamiento del sistema de producción capitalista y la acumulación de capital.

El desarrollo de la técnica y de la ciencia ha hecho que la población mundial rebase en forma gigantesca esa necesidad del capitalismo, y por lo tanto se convierta en una población simplemente sobrante para el sistema. Más aún, esa población le estorba y por lo tanto debe eliminarla.

Es cierto que los capitalistas no tienen un interés uniforme, a cada uno le interesa que sus obreros y empleados ganen lo menos posible y que los de los otros patrones ganen lo más posible para que tengan poder adquisitivo y compren sus productos. Pero hay políticas generales en que la gran mayoría de ellos está de acuerdo.

En este número de “Lucha Indígena” publicamos la denuncia de la masacre de cerca de un millón de habitantes de Ruanda hace 20 años, impulsada por el FMI y el Banco Mundial.

Otro aniversario que conmemorar son los 50 años del golpe contra Goulart en Brasil, También impulsado por el FMI y el BM, y, naturalmente, por el gobierno de EEUU. Los golpes de estado en los países del cono sur de América que sucedieron después y que estuvieron enlazados por el nefasto “Plan Cóndor”, también llevan el membrete “Made in USA”, fueron practicados por eficientes alumnos de la “Escuela de las Américas” Los ríos de sangre producto de esos golpes llevan el mismo membrete.

La gran industria bélica se alimenta de guerras, de muerte; las necesita para vivir y crecer. Esa es la principal explicación de las guerras de Irak y Afganistán entre otras Muchos países están disminuyendo sus ejércitos, pues las masacres también son una actividad que puede ser privatizada y existen compañías privadas que aprovechan el hambre de la gente para reclutar soldados. Hubo muchos peruanos muertos en Irak, por supuesto los medios de comunicación no informan esto.

Al gran capital que gobierna el mundo le molesta la existencia de poblaciones indígenas y otros pequeños campesinos que les impide ocupar las tierras en la agroindustria, que estorban la implantación de la minería a cielo abierto y la extracción de petróleo y gas, pues ambas envenenan el agua; estorban la construcción de represas para hidroeléctricas porque inunda sus territorios. En pocas palabras, por defender sus territorios, el agua y la vida, están contra “el desarrollo y el progreso” que impulsa el gran capital, porque son “desarrollo y progreso” de sus gigantescas ganancias.

Para colmo, dichas poblaciones son muy poco consumidoras de los productos del mencionado gran capital.

También les estorba la población de las zonas marginales de las ciudades que sólo consume muy poco más que la población rural.

Para exterminar esas poblaciones impulsan guerras civiles entre las poblaciones hambrientas de África, masacran indígenas con el pretexto de “combatir a la subversión terrorista”, como lo hicieron en Guatemala, El Salvador, Perú y ahora lo hacen en Colombia.

En la época de Fujimori, en el Perú, se desarrolló un programa de esterilizaciones forzadas, fundamentalmente de mujeres indígenas quechuas, con el nombre de “Plan de salud pública”. El plan fue financiado principalmente por la Agencia de Cooperación Internacional Estadounidense (USAID) con 36 millones de dólares y por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). Entre 1995 y el 2000, 331.600 mujeres fueron esterilizadas (algunas murieron como efecto de la operación), mientras que 25.590 hombres sufrieron una vasectomía. Médicos y enfermeras debían cumplir una cuota de esterilizaciones o eran despedidos. El plan se aplicó contra personas del área rural y de las poblaciones marginales de las ciudades. Hubo quienes acusaron al régimen por genocidio, pero la fiscalía peruana archivó el caso en enero de este año.

En los procesos seguidos a los nazis por esterilizaciones forzadas, éstos declararon que su inspiración fueron los EEUU que las practicó contra indígenas y afroamericanos en 1900.

El entrelazamiento del capital “legal” con las autoridades y el narcotráfico, en México y otros países, produce muchas muertes. La desocupación y el hambre impulsan la proliferación de sicarios, muchos de ellos jóvenes, que matan por dinero.

La miseria provoca que algunos pobres roben, como la policía está ocupada en cuidar a las empresas, otros pobres realizan linchamientos, muchas veces de inocentes. Éstas son algunas de las formas de exterminio de la humanidad considerada sobrante por el gran capital. Acabado el texto, llegó la gentil colaboración de “Pueblos en Camino”:

“Esta semana se ha denunciado desde Palestina-Israel y desde Colombia que en los últimos 5 años han asesinado miles de niñas y niños palestinos y colombianos, quienes se han convertido en las víctimas más débiles de una guerra que extermina, despoja, desplaza, somete… con diversas estrategias para garantizar la codicia del capital transnacional. Así como en Palestina- Israel son las balas y las bombas las que arrebatan vidas, en Colombia, por ejemplo, en La Guajira no sólo la guerra sino el hambre y la sed, consecuencia del extractivismo, es la que se asesina a nuestros niños y niñas…”

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Editorial: BIG CAPITAL IS ELIMINATING SURPLUS POPULATIONS

As Marx reported, capitalism maintains a reserve industrial army, a standing army of the unemployed that is necessary for the capitalist system of production and accumulation to function.

The development of science and technology has caused the world’s population to swamp to an enormous extent this requirement of capitalism, thereby creating a population that is simply superfluous to the system.

While it is true that not all capitalists are exactly alike, it is in the interest of each of them that his employees should earn as little as possible and that those of other bosses should earn as much as possible, so that these other workers can afford to buy what he produces. Even so, there are general policies about which the great majority of capitalists are in agreement.

In this number of Lucha Indígena we publish a report of the massacre of almost a million people in Rwanda 20 years ago, promoted by the IMF and World Bank. Another anniversary of note is Goulart’s coup d’état in Brazil 50 years ago, likewise promoted by the IMF and World Bank, and of course by the United States government. The coups in countries of the Southern Cone that later took place in conjunction with the notorious Condor Plan also have “Made in the USA” stamped on them, as they were carried out by the efficient graduates of the School of the Americas. The rivers of blood flowing from these coups all bear the same imprint.

A huge war industry is fed by the armed conflict and death that it needs to survive and grow. This is the main explanation for the wars in Iraq and Afghanistan, among others. Many countries are reducing their armies, as massacres are also an enterprise that can be privatized, and private companies exist ready to take advantage of people’s hunger in order to recruit soldiers. Many Peruvians are among those who died in Iraq, something that the news media certainly do not publicize.

The existence of populations of native people and other small farmers is an inconvenience to big capital in its mission of ruling the world. These people obstruct agroindustry from occupying their land and stand in the way of open-pit mining and the extraction of gas and oil, all of which poison the water. They also stand in the way of the construction of hydroelectric dams that flood their territories. In short, their defense of their lands, water and life places them in opposition to the “development and progress” promoted by big capital, which is the development and progress of huge profits. Furthermore, these are people who consume very little of the products of big capital.

Another inconvenience is the inhabitants of marginal zones in the cities, who hardly consume more than the rural populace. It is in order to get rid of these various populations that wars are promoted among the starving peoples of Africa under the pretext of “fighting terrorist subversion”, as was done in Guatemala, El Salvador, Peru and now in Colombia.

In the Fujimori period in Peru, a program of forced sterilization was developed — directed mostly at native Quechua women — called the “Public Health Plan”. It was principally financed with US$36 million from the US Agency for International Development (USAID) and United Nations Population Fund (UNFPA). Between 1995 and 2000, a total of 331,600 women were sterilized — some of whom died as a result of the operation — while 25,590 men suffered vasectomies. Doctors and nurses were fired if they failed to meet their sterilization quotas. The plan was implemented against rural people and those in marginal urban areas. Some accused the regime of genocide, but the prosecutor’s office shelved the case this past January.

When the Nazis undertook programs of forced sterilization, they declared as their inspiration those carried out in 1900 against native people and Afro-Americans in the USA.

The interconnections that “legal” capital and the authorities have with the drug trade in Mexico and other countries is leading to the death of a great many people. Unemployment and hunger are promoting a proliferation of paid assassinations, as many young people are ready to kill for money. Misery leads some poor people to steal. Since the police are busy guarding the corporations, other poor people engage in lynchings, often of innocent parties.

These are some of the ways that those parts of humanity regarded as surplus by big capital are being exterminated.

After this editorial was written, we received the following excellent contribution from “Peoples on the March”:

This week it was reported from Palestine-Israel and Colombia that thousands of Palestinian and Colombian children have been murdered in the last five years. They are been turned into the weakest victims of a war that exterminates, despoils, displaces and subjugates … through various strategies in order to satisfy transnational capital’s greed. So it is that in Palestine-Israel it is the bullets and bombs that snatch away the lives of the young. And in Colombia — e.g. in La Guajira — we see not just war but hunger and thirst as the fruits of the extractionism that murders our children ….

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